(Escribe: Mg. Carlota Galván Escajadillo)
Fuente de la imagen: peru.unfpa.org
Aún resultan insuficientes las acciones del gobierno peruano y los esfuerzos realizados por la población para disminuir la propagación de la COVID-19. La pandemia nos impone la necesidad de incidir en una comunicación educativa sentipensante para la interiorización de una nueva convivencia social, con el propósito de proteger la salud y la vida, además contribuir a la superación de la incertidumbre, la soledad y la ansiedad.
En este proceso las instituciones de enseñanza superior universitaria son las llamadas a asumir el liderazgo en la prevención y promoción de acciones para el cambio del comportamiento social (Gamboa y Novelo, 2012). De hecho, este rol fue resaltado durante la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, realizada en Berlín en el año 2009, donde se reconoció el rol transformador de las universidades, en la formación de competencias sociales de los futuros profesionales y el fomento de la Responsabilidad Social Universitaria (RSU).
Bajo el enfoque de la RSU, se considera la dimensión humana en la formación profesional del estudiante, que tiene como propósito el ejercicio de su ciudadanía de manera responsable. En este marco las iniciativas universitarias se están enfocando en proyectos de ciencia e investigación para brindar recursos en la atención intrahospitalaria, a la par, se requiere su participación para facilitar acciones de comunicación educativa.
Cada mensaje sentipesante supone entender que toda experiencia humana es personal y única, que “primero mi salud” también pasa por el hambre y la escasez de algunos. Esto supone que los mensajes sobre el distanciamiento mínimo de dos metros, el uso apropiado de la mascarilla, el lavado constante de manos con agua y jabón, las aglomeraciones, sean diferenciados y acordes a la diversidad sociocultural en el país.
Desde esta comprensión, la propuesta es que los estudiantes universitarios refuercen la información, dispuestos por las normas, para el cuidado preventivo y la promoción de la salud, orientadas a interiorizar una nueva cultura del cuidado personal, de la familia, del barrio, de la comunidad y que se involucren en la vigilancia ciudadana del cumplimiento de estas normas.
Se trata de enfrentar la pandemia y propiciar el encuentro colectivo en el contexto del distanciamiento. Para ello se deben involucrar los medios de comunicación (Contreras, 2020) y los espacios de socialización comunitarios de los pueblos originarios. Asimismo, para mayor cobertura e impacto sería propicia la articulación con las entidades públicas, privadas, como la iglesia y las organizaciones civiles.
En esta etapa histórica de la vida humana, es necesario poner en práctica las competencias de responsabilidad social de los universitarios con una visión humanística y solidaria, donde las autoridades universitarias tomen la decisión política, junto con los docentes, de aplicar las estrategias y mecanismos pertinentes que comprometan a los estudiantes para cumplir esta misión.